«El trabajo os hará libres». Así rezan los carteles de bienvenida de los campos de concentración de la Alemania Nazi que aún se conservan. Tuve la oportunidad de verlo con mis propios ojos cuando fui a Munich, porque a pesar de haberlo escuchado en numerosas ocasiones, no podía creerme que fuera verdad. Arbeit Macht Frei. Un imponente letrero, forjado entre las propias rejas que al verlo se te clava en el alma.
«El trabajo os hará libres«. Me repetía esa frase una y otra vez en la cabeza cuando caminaba por los barracones del campo, cuando entraba en las temidas duchas, cuando leía los extractos de las palabras de horror de algunos supervivientes. «El trabajo os hará libres». Unas palabras aparentemente inofensivas que escondían mucho más de lo aparente.
Al salir de allí, comencé a investigar. Quería intentar entender un poco más qué es lo que ocurrió. Entender cómo se pudo llegar a esas atrocidades, cómo el holocausto pudo llegar a través de un partido que había sido votado por los ciudadanos en las urnas. Por qué, «el trabajo os hará libres».
Investigando sobre cómo un partido, que mirando hacia atrás parece imposible pensar que pudiera haber sido elegido por el pueblo, me encontré con un nombre: Joseph Goebbels, personaje indispensable para el triunfo del Nazismo. ¿Cómo influyó su figura en el triunfo? A través de sus 11 principios de la propaganda Nazi.
Los 11 principios de la propaganda Nazi por Joseph Goebbles
Joseph Goebbels, fue un político alemán que ocupó el cargo de ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933 y 1945. Uno de los colaboradores más cercanos de Adolf Hitler, Goebbels fue conocido por su dominio de la oratoria, profundo antisemitismo —que se ponía de manifiesto en sus declaraciones públicas— y respaldo a una discriminación racial más progresiva —que, entre otras cosas, acabaría dando lugar al exterminio de los judíos durante el Holocausto.
Goebbels se encargó de llevar a cabo la propaganda que llevó el Nazismo al poder en Alemania, siendo el creador de los 11 principios de la propaganda Nazi.
Lo que indicaba Goebbles, es que siguiendo paso a paso este código propagandístico, se podría manipular fácilmente a los ciudadanos. Y paso a pasó, lo consiguieron.
1.- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
2.- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
4.- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
5.- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6.- Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
7.- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8.- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
9.- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10.- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.
Todo lo que entendí, después de leer los 11 principios de Goebbles
Tras leer detenidamente el documento de J. Goebbles, comencé a entender cómo consiguieron llegar al poder, con una exquisita manipulación de la masa. Haciéndoles creer que el mensaje «El trabajo os hará libres», era una motivación para los presos de los campos de concentración, para aquellos que sin haber hecho nada, se habían convertido en los enemigos de Alemania: Judíos, homosexuales, opositores…
Así, con una elegancia indudable, consiguieron transformar la palabra «libertad», en una condena. Consiguieron hacer creer al pueblo, que luchaban en contra de sus enemigos, y que liberaban las calles de maleantes. Así fue cómo justificaron la muerte de tantos millones de personas, con la mirada indiferentes de los que se llegaron a creer mejores que todos aquellos prisioneros.
Después de entender el pasado, empecé a preocuparme por el presente. Y es aquí donde os invito a realizar el mismo análisis que hice yo.
Últimamente escucho mucho a un determinado grupo de personas que pertenecen a partidos de extrema derecha, utilizar de forma muy gratuita la palabra libertad, la palabra feminismo. Veo cómo acusan a los colectivos feministas o LGTBI+ de ir en contra de la libertad de los que no piensan como ellos. Y veo con tristeza e indignación, cómo se adueñan del discurso de los que luchan por la igualdad, por reivindicar sus derechos de una forma, tan parecida a la que haría Goebbles, que un escalofrío de terror me recorre la nuca.
He llegado a oír que el movimiento feminista está dividiendo a la población, poniendo a las mujeres contra los hombres. Que los homosexuales son unos fascistas que no permiten a los demás ser cómo cada uno quiera ser. Y es que «si una mentira se repite numerosas veces, se acaba por convertir en verdad», «difundiendo argumentos que puedan arraigar actitudes primitivas». Lo ves, ¿verdad?
Si un día me encuentro tras un cartel enredado en una verja que dice: «El trabajo os hará libres», espero que no tardes 90 años en entender que has sido tristemente manipulado, porque seguramente, no tenga tanto tiempo.
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