Diario de una mujer ingeniera

Quizá tú no lo sabes porque aún no me conoces bien, pero la gente que sí sabe cómo soy, es capaz de definirme de muchas maneras diferentes. Si te gustan las etiquetas puedes elegir de un buen montón de ellas para hacerlo. Pero como no me conoces aún y quiero que te lleves una buena impresión, me pondré mis mejores galas, y empezaré a enseñarte las cosas bonitas. Las feas las dejaré para más adelante.

Esto que te voy a contar no es algo que yo suela contar en una primera cita, pero tengo tantas ganas de que empecemos a ser amigos, que creo que debo decirte más de mí de lo que le diría a otro cualquiera, porque tú para mí, eres importante. Eres mi lector, y espero estar a la altura de tus expectativas, en cada palabra que te dirija.

Ahora que tenemos un poco más de confianza, te voy a hablar un poco de mí.

Cuando era pequeña, quería ser inventora. Adoraba los puzzles y los Mecano. Creo que era de las pocas niñas de clase a las que le gustaban las Matemáticas. En Selectividad, mi nota de Física fue la más alta de mi comunidad autónoma, lo que me dio fuerzas para decidirme a estudiar lo que quería, compaginándolo con un trabajo que me empezaba a dar experiencia. El último año lo estudié en Estados Unidos, y conseguí con mucho esfuerzo que mis notas fueran de las mejores de mi promoción. Así fue como conseguí terminar mi carrera y convertirme en algo que deseaba con todas mis fuerzas, ser Ingeniera.

Quizá con esto te puedas hacer una pequeña imagen de mí, aunque espero que poco a poco podamos ir conociéndonos. No te preocupes, que tenemos mucho tiempo por delante.

En esta primera cita que estamos teniendo, sólo quiero que puedas hacerte una idea de mí a nivel profesional. Supongo que, en mayor o menor medida, puedes imaginar que soy una persona preparada, con un título universitario, con afán de superación y capaz.

¿Y por qué quiero que sepas esto? En realidad lo que quiero contarte hoy no es lo que soy, lo que quiero mostrarte es el mundo que me rodea. Que es, por lo general, el mundo alrededor de cualquier Mujer Ingeniera, todas ellas igual o más preparadas que yo. Y para ello, te voy a contar dos pequeñas situaciones, que he vivido en mi carrera profesional.

La primera de ellas, pasó un día que tuve que hacer un proyecto, al que estábamos dedicados un compañero y yo. Él llevaba poco tiempo en la empresa, fuimos los dos. Yo en calidad de Jefa de Proyecto y Técnico principal, y él como apoyo. En la primera reunión, me pidieron, si fuera posible, hacer una pequeña limpieza de los equipos que íbamos a cambiar. Y aunque hay productos para hacer esa limpieza, no disponían de ellos, y nos pidieron hacerlo con una aspiradora que utilizaban ellos para este propósito.

Mi compañero y yo, estuvimos varias semana haciendo las tareas correspondientes del proyecto, y de paso, haciendo esta pequeña limpieza.

Un día, estaba reunida en el despacho del cliente y le llamaron por teléfono, éste puso el manos libres, no sé si por error, o por ahorrar tiempo, ya que le llamaban probablemente por algo del proyecto. Y tuve que escuchar, de la voz de un hombre, aparentemente respetable, «¿Puedes decirle al técnico y a la chiquita de la aspiradora que vengan?«. No me pareció justo, había trabajado duro, lo estaba haciendo bien, y lo único que ese señor destacaba de mí, era el aparato que transportaba. Me puse en pié, y seguí adelante.

La segunda pasó muy rápido, casi pasó desapercibido, pero no se me olvida. Estaba comiendo con uno de mis clientes, nos habíamos pasado toda la mañana analizando técnicamente todos los proyectos que íbamos a realizar con él en los siguientes meses. Durante los cafés, se acercaron dos hombres que le conocían, y decidieron sentarse con nosotros. Empezaron a hablar de lo que estaban haciendo ahora, y comenzó uno de ellos a hacer una exposición de una tecnología nueva con la que estaban trabajando. Tras un par de minutos de exposición, en donde yo le miraba atentamente porque me parecía interesante, me miró y me dijo «quizá esto te aburra, de lo que estamos hablando es bastante técnico«. En ese momento, no era capaz de entender, por qué juzgaba mi capacidad sin ni siquiera conocerme.

Pero me volví a levantar y seguí adelante.

Estas situaciones son ligeras, solo ofenden lo justo, pero no quiero empezar fuerte. Si lo multiplicas por 10, le sumas comentarios machistas, sexistas, ofensivos y en los que te tratan como si no supieras nada, aunque estés más preparada que cualquiera de ellos, tendrás una aproximación de lo que es el día a día de cualquier mujer ingeniera.

A pesar de todo esto, hay una cosa que me hace muy feliz, y es que cada vez somos más. Nosotras ahora somos esas mujeres referente, que cuando mirábamos de pequeñas hacia arriba, no teníamos.

Sigo soñando con cambiar el mundo, y no hay nadie que pueda quitarme la ilusión por hacerlo. Como decía Eleanor Roosevelt: «No hay nadie que pueda hacerte sentir mal sin tu permiso«. Y así decido vivir cada día mi vida.

Siempre procuraré convertir los problemas en retos. Las ofensas en fuerza. Y la maldad en más ganas de cambiar las cosas.

A todos los que me preguntan por qué lucho, tengo que aclararles un pequeño detalle, la pregunta no es: «Por qué», sino: «Por quién».

Lucho por esa niña de 8 años que está en su casa soñando con ser inventora, con llegar un día a la luna, por esa niña que desea con todas sus fuerzas llegar a dirigir un país, esa que desea de corazón vivir del fútbol.

A todas vosotras, niñas de todo el mundo que creéis que hay algo en vosotras que no encaja, hacedme caso, al final los engranajes funcionan, creedme que entiendo de encajar piezas, porque soy, entre otras cosas, una Mujer Ingeniera.

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